Sentimos a diario circunstancias que no siempre son agradables para nosotros.
Nos levantamos, seguimos una rutina diaria y de pronto … ¡”zas”!… nos vemos envueltos en una situación “no cómoda” en el que somos protagonistas y que sí o sí hemos de vivir.
Me refiero a aquellas que nos obligan a salir de nuestra zona de seguridad para dar un “salto” a una zona desconocida.
Una enfermedad, un disgusto con una persona querida, la pérdida de un proyecto de trabajo, el cambio obligado de casa, la posible pérdida de status social …
Son ejemplos de los que normalmente nos puede suceder a cualquier persona, de los que la vida te pone en el camino y que suelen ser un reto el vivirlos.
Son momentos en que las emociones suelen avivarse; rabia, impotencia, celos, orgullo … aparecen de inmediato como leones protegiendo el castillo.
El castillo de nuestro ego que se siente “atacado” y precisa de sus “guardianes”.
Esta puede ser una sensación inconsciente a las circunstancias .
Pero podemos escoger vivirlas de otro modo.
¿ Y si las viéramos como una propuesta a nuestro crecimiento personal ?
¿ Y si al notar las emociones que nos emergen, escogemos poner distancia al problema ?
Con ello no rechazamos las emociones, pero sí bajamos su nivel de acción, pues al poner distancia, no las necesitamos.
Desde la serenidad y la distancia, vemos las circunstancias a vivir y las sentimos nuestras.
Es un sentimiento de ver, sentir y escoger vivir este tramo de nuestra vida.
Y sabemos que, SÍ, podemos escoger nuestra actitud frente a lo que la vida nos pide que vivamos.
Visto desde este prisma, la visión del problema deja de ser un “drama” y pasa a ser “un tramo a vivir”.
Al no sentirnos en el drama, dejamos de ser víctimas de nada ni de nadie.
Nuestra actitud positiva nos permite vivir en no dependencia y en responsabilidad.
Nosotros escogemos y decidimos, desde nuestra sabiduría, con nuestra fuerza y con la experiencia de vida que tenemos, cómo vivir y qué acciones realizar en este tramo de vida.
Esta actitud genera una corriente de positivismo que a la vez atrae también esta misma energía a nuestra vida.
El sentir esta energía positiva en estos momentos, se incorpora en nosotros como una parte más de nuestro ser.
Es una energía que poco a poco se irá incorporando como herramienta de vida y será uno de nuestros potenciales.
La respuesta que estamos dando a la vida desde de nuestra actitud positiva frente a las adversidades, potencia nutre y eleva nuestro Crecimiento Personal.
Igual que el río conduce sus aguas hasta el mar y nada puede parar su curso, al igual la vida la podemos vivir en todas sus circunstancias con nuestro potencial humano, como Camino de Vida … como Crecimiento Personal.
P.D: Entra en comentarios lo que tú te puedes proponer en tu día a día respecto a este tema.
Y para cualquier consulta, pongo a tu disposición el siguiente formulario de contacto.
Pulsa aquí.
¡ Estoy a tu lado !!